Dientes partidos

 
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Los dientes partidos y fracturados constituyen problemas dentales frecuentes.  A medida que la gente retiene sus dientes naturales durante más tiempo (debido a los avances en la tecnología odontológica), aumenta la probabilidad de padecer fractura de dientes.  Existen muchos motivos por los cuales los dientes se pueden romper, como por ejemplo, al morder objetos duros, por traumatismos o al rechinar y apretar los dientes.  Todas estas conductas aplican una presión adicional sobre los dientes y los hacen más susceptibles a partirse.

Cuando se parte el esmalte de los dientes, el dolor puede ser debilitante por momentos.  En ausencia de presión sobre la fractura, podría no haber molestias.  Sin embargo, a medida que el diente partido ejerce la acción de morder, la fractura se agranda.  La pulpa y los conductos internos del diente quedan expuestos y se produce una dolorosa irritación.  Cuando se vuelve a liberar la presión, las dos partes de la fractura vuelven a fusionarse y el dolor desaparece.  Si no se trata, la pulpa sufre un daño irreversible y duele de forma constante.  La resultante infección de la pulpa puede afectar al hueso y al tejido blando que rodea al diente.

Los síntomas de un diente partido pueden incluir:

  • dolor inexplicable al comer;
  • sensibilidad a los alimentos calientes y fríos;
  • dolor sin causa evidente;
  • dificultad para determinar la ubicación del dolor.

¿Qué tipos de fracturas pueden sufrir los dientes?

Existen muchas formas en las que un diente puede partirse.  El tipo específico de fractura determinará el tipo de tratamiento que podrá realizarse.  En casos en los que la fractura no es muy profunda, puede realizarse un tratamiento de conducto y conservar el diente natural en la boca.  En otras situaciones, el diente está demasiado afectado y se lo debe extraer.

Esta es una breve descripción general de algunos de los tipos más frecuentes de fracturas:

Microfracturas en la superficie: generalmente son diminutas fracturas verticales que no ponen en riesgo al diente.  La mayoría de los odontólogos considera que estos rayones sobre la superficie del diente constituyen una parte normal de la anatomía del diente.  Un microfractura en la superficie rara vez requiere tratamiento por cuestiones de salud, pero pueden realizarse una amplia variedad de tratamientos cosméticos para disminuir el impacto estético negativo.

Fracturas oblicuas supragingivales: estas fracturas solo afectan a la corona del diente y no se extienden por debajo de la línea de la encía.  En general, la parte afectada del diente finalmente se desprenderá.  Esto provocará poco dolor, debido a que la pulpa dental (que contiene los nervios y vasos sanguíneos) permanecerá intacta.

Fracturas oblicuas subgingivales: estas fracturas se extienden por debajo de la línea de la encía y a menudo hasta la región en la que comienza el maxilar.   Cuando se rompe una parte, generalmente permanece adherida hasta que el odontólogo la extrae.  Las fracturas oblicuas subgingivales son dolorosas y pueden requerir una combinación de cirugía periodontal (para exponer la corona) y tratamiento de endodoncia para colocar una corona u otro dispositivo de restauración.

Fracturas verticales de furca: estas fracturas se producen cuando se separan las raíces del diente.  Este tipo de fractura casi siempre afecta al nervio del diente.  Debido a que el diente por lo general no se separa por completo, casi siempre puede salvarse mediante un tratamiento de conducto y una corona.

Fracturas oblicuas radiculares: estas fracturas no suelen afectar en nada la superficie del diente.  De hecho, el daño solo resulta evidente por debajo de la línea de la encía y generalmente por debajo del maxilar.  Es posible realizar un tratamiento de conducto en función de cuán próxima está la fractura a la superficie del diente.  Sin embargo, casi siempre la extracción es la única opción viable después de sufrir este tipo de fractura.

Fracturas radiculares verticales en el tercio apical: estas fracturas se producen en el ápice (la punta de la raíz).  Si bien no es necesario extraer el diente desde una perspectiva odontológica, muchos pacientes solicitan la extracción debido a un alto nivel de dolor.  El tratamiento de conducto alivia la molestia durante un tiempo, pero casi siempre el diente afectado por este tipo de fracturas finalmente se extrae.

¿Cómo se tratan las fracturas en los dientes?

Existen muchos tipos distintos de dientes partidos.  Algunos solo pueden exponerse mediante equipos de radiología, mientras que otros son claramente visibles a simple vista.  En casos en los que se ve afectada la raíz del diente, el tratamiento de conducto es la opción terapéutica más viable.  Se extrae la pulpa, los nervios y los vasos sanguíneos del diente y el espacio resultante se rellena con gutapercha.  Se coloca una corona o empaste para estabilizar el diente y este continúa con su función normal.

Cuando la fractura es muy grave como para salvar el diente, el odontólogo lo extraerá.  Existen varias opciones de restauración en este caso, tales como puentes, implantes dentales y dentaduras parciales.  Todas estas estructuras pueden restaurar las funciones de mordida, masticación y habla.

Si tiene alguna pregunta o inquietud acerca de los dientes partidos, comuníquese con nuestro consultorio.

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