Para diagnosticar si usted padece una enfermedad periodontal, el odontólogo o el higienista dental le realizará un examen periodontal.  Esta clase de examen debería formar parte del chequeo odontológico de rutina.

Suavemente, con una sonda periodontal (un instrumento dental pequeño), se mide el surco (bolsa o espacio) entre el diente y la encía. Un surco sano tiene una profundidad máxima de tres milímetros y no sangra. La sonda periodontal ayuda a detectar si las bolsas tienen una profundidad mayor a tres milímetros.  A medida que una enfermedad periodontal avanza, las bolsas suelen profundizarse.

El odontólogo o el higienista observará la profundidad de las bolsas, cantidad de sangrado, inflamación, movilidad dentaria, etc. para realizar un diagnóstico que se ajuste a una de las categorías mencionadas a continuación.

Gingivitis

La gingivitis es la primera fase de las enfermedades periodontales.  La placa y las toxinas que surgen de ella hacen que la encía se irrite,  debilite, inflame y sea más propensa a sangrar. 

Periodontitis

Cuando se endurece, la placa se convierte en sarro.  A medida que el sarro y la placa siguen acumulándose, las encías comienzan una recesión de los dientes.  Se forman bolsas más profundas entre las encías y los dientes, que se llenan de bacterias y pus.  Las encías se irritan considerablemente, se inflaman y sangran con facilidad.  Podría producirse una pérdida ósea leve o moderada.

Periodontitis Avanzada

Las piezas dentales pierden más apoyo a medida que avanza la destrucción de las encías, el hueso y el ligamento periodontal.  A menos que se reciba tratamiento, las piezas dentales afectadas se aflojarán y podrían perderse.  Podría producirse una pérdida ósea moderada generalizada o grave.